La libre circulación de trabajadores en la UE todavía tiene limitaciones

El 19 de noviembre organicé una conferencia sobre “The Working Poor and EU Free Movement” en colaboración con FEANTSA (European Federation of National Organisations Working with the Homeless) en el Parlamento Europeo de Bruselas.

El objetivo era recordar las barreras y problemas a los que se enfrentan los ciudadanos europeos cuando se mudan a otro país de la Unión Europea para trabajar.

El derecho a la libre circulación de los ciudadanos y los trabajadores es un valor europeo básico y un derecho fundamental en la Unión Europea, recogido en el artículo 45 del Tratado del Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). También es un pilar del éxito del mercado único de la Unión Europea y debe estar respaldado por unos mecanismos bien articulados que apoyen el modelo social europeo.

Pero la realidad es que sigue habiendo áreas grises con importantes bolsas de trabajadores que ejercen esta movilidad en condiciones precarias, forzados por las circunstancias y muchas veces engañados por empresas de reclutamiento fraudulentas o mal informados.

A esto hay que añadirle que en numerosos Estados miembros se conculca su derecho a la igualdad de trato respecto a los nacionales del país, introduciendo barreras que les discriminan en el acceso a la protección social. Además, en los últimos años han crecido los ataques políticos por parte de fuerzas nacionalistas y xenófobas a los inmigrantes intraeuropeos reprochándoles que se “aprovechan para vivir de las ayudas sociales de otro país sin trabajar”.

Según Eurostat, más de 20 milliones de trabajadores en la UE son trabajadores pobres, es decir con ingresos inferiores al 60% del ingreso medio del país donde viven. Las consecuencias van más allá de la privación material: los trabajadores pobres tienen niveles más bajos de salud mental, así como sentimientos de exclusión social, además de problemas de vivienda y de acceso a servicios sociales básicos como la sanidad.

Es necesario reconocer que la pobreza laboral es fruto de mercados de trabajo desregulados que han multiplicado los contratos basura y es algo que no podemos aceptar. Ya se han dado pasos importantes para mejorar la movilidad de los trabajadores y su protección:

  • la reforma de la legislación sobre trabajadores desplazados, que ha instaurad la igualdad de trato con los trabajadores sociales,
  • y la creación de la Autoridad Laboral Europea, para asegurar que se respeta la legislación europea sobre movilidad de trabajadores de una forma simple y eficaz
  • también la Directiva de condiciones de trabajo transparentes y predecibles, que pretende mejorar las condiciones de trabajo de aquellos con contratos más precarios y a demanda, y que introduce una novedad que puede constituir un avance para acabar con parte de las discriminaciones a los trabajadores precarios migrantes.

Los socialistas reivindicamos un verdadero mercado laboral europeo con igualdad de salarios y el acceso de todos los trabajadores a la protección social adecuada incluido un salario mínimo garantizado y condiciones de trabajo decentes.

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